Desde 1983, Cartier ha ido reuniendo
joyas, relojes y otros valiosos objetos en la Colección Cartier. Procedentes de
coleccionistas privados, minoristas o subastas, lo más de de 1450 objetos de
esta creciente colección han sido seleccionados en función de criterios de
estilo, pero también de los materiales de que están hechos (desde esmeraldas
hasta ónix) o las técnicas empleadas.
Las piezas (entre las cuales las más antiguas datan de los años sesenta del
siglo XIX y las más modernas, de finales de la década de los noventa del siglo
XX) constituyen un testimonio tangible de los 165 años de historia de Cartier
y, más generalmente, de las artes decorativas y de la sociedad europea a partir
de finales del siglo XIX. Tras un importante presentación en 1989, en el Petit
Palais de París, la colección ha sido mostrada en museos de fama internacional.
Para esta nueva exposición, El arte de Cartier, el Museo Thyssen-Bornemisza ha
seleccionado cuidadosamente más de 400 piezas, agrupadas en seis bloques
temáticos, que ilustran la evolución estilística de Cartier. La exposición
incluye asimismo prestigiosos préstamos de la Familia Real española y del
Palacio de Mónaco.
En las paredes se proyectan ampliaciones
de páginas de los cuadernos de bocetos, dibujos preparatorios y de producción
procedentes de los Archivos de Cartier, que ilustran el proceso creativo que
dio lugar a esas piezas. Esos archivos se conservan actualmente en tres
centros: París, Londres y Nueva York, y nos descubren el proceso creativo de
cada objeto, desde su concepción en los talleres hasta el día de su venta.
Además de los dibujos y bocetos, los archivos conservan fotografías en blanco y
negro a tamaño real, excepcionales autocromos y moldes de yeso.
Aquí os dejo una foto de nuestro paso por el museo.
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